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Foto del escritorNones Revista

FORTALECER LA ECONOMÍA COMO ARMA CONTRA LA PANDEMIA

Grata sorpresa tuvimos esta semana cuando el Congreso de la República, primero, le dio un contundente respaldo al nuevo Gabinete Ministerial presidido por Walter Martos y, luego, no censurara (aunque hay por ahí uno que amenaza perturbar) a Martín Benavides, que pasó por una interpelación por hechos ajenos a su gestión al frente del Ministerio de Educación.

Al margen de la atribución constitucional que tienen los congresistas de dar o no la confianza a un Gabinete, como de censurar o no a ministros, el momento excepcional que vivimos por la Emergencia del COVID19 hace irresponsable cualquier acto que vaya en contra de la UNIDAD NACIONAL, empezando por los políticos y autoridades de los todos los Poderes del Estado.

Hoy la vida de 200 peruanos son los que en promedio nos cobra esta pandemia cada 24 horas. En los casi 5 meses que llevamos combatiendo al virus hemos utilizado una estrategia que, pudiendo ser buena para muchos otros países, no ha dado el resultado esperado en el nuestro por problemas estructurales e institucionales que arrastramos por siglos como sociedad y Estado.

Es verdad que las medidas sirvieron para demorar los contagios y evitar que el Sistema de Salud colapse rápidamente, pero no fue suficiente. La cuarentena se quebró desde el primer mes de implantada por la necesidad de la población de salir de sus casas a buscar recursos para sobrevivir. El Estado precario, la poca o nula educación ciudadanía, la informalidad como conducta, el gobierno mediocre, un empresariado sin bandera y la corrupción traicionera sumaron a la desgracia.

Así las cosas, se tuvo que autorizar el retorno a las actividades productivas del país en pleno crecimiento de la pandemia, generando más contagios y fallecidos. El Sistema de Salud, simplemente, colapsó.

La grave crisis sanitaria, económica, social y política obligaba a que nuevos actores intervengan pronto con nuevas ideas y estrategias para esta etapa de la guerra.

Por ello, hace buen tiempo se exigía nuevos ministros, causando gran expectativa el anunció del Premier Martos -el pasado martes 11 en el Congreso- de un Decreto Supremo que ajustaría las medidas que debía observar la ciudadanía en la llamada nueva convivencia social y Estado de Emergencia Nacional por las graves circunstancias que afectan la vida de la Nación.

Sin embargo, conocida la norma, vemos como insuficientes las nuevas cuarentenas focalizadas en varias Regiones y Provincias, el retorno a la inmovilización los días domingo en todo el país, el volver a limitar la salida a las calles de niños y adolescentes, la prohibición total de reuniones familiares y sociales, y hasta la entrega de un 2do Bono anunciados.




En realidad, no hay ninguna novedad en las medidas dictadas. Peor, parece que no se han dado cuenta que resulta imposible controlar el cumplimiento de las normas. Así se apliquen millonarias multas, nadie las va a pagar porque, tampoco, hay de dónde (por ello resulta una barbaridad que mientras la FIFA suspende las eliminatorias en Asia para el Mundial de Qatar 2022, aquí en Perú se autorice el campeonato nacional con jugadores contagiados y “barras bravas” en las calles).

Un economista dijo que si no se controla esta epidemia, no podemos aspirar a reactivar la economía. Yo diría, al contrario, utilicemos la economía para controlar la epidemia. Fortalezcamos la economía como arma contra la pandemia.

Por ejemplo, se debería empezar por disponer la entrega de un BONO GENERAL a todo ciudadano o persona mayor de edad en el país. Este Bono General no debe ser en efectivo sino en víveres, agua y medicinas cada 15 días en los sectores de pobreza extrema, donde la cuarentena debe ser total.

Asimismo, este Bono General no debe ser en efectivo sino directo al pago por los servicios de luz, agua, teléfono, internet, gas y demás que puedan tener las familias de todos los niveles económicos.

Igualmente, este Bono General no debe directo al pago de deudas bancarias, y por alquiler de casa-habitación, para que no se incremente la morosidad y se hagan imposible estos pagos al final de la emergencia, porque millones han perdido sus trabajos o han visto reducidos sus ingresos.

Finalmente, en lo económico, disponer mayor apoyo crediticio a las MYPES y PYMES para que, progresivamente, vayan generando empleo formal.

Todas estas medidas de fortalecimiento de la economía de la población deben ir acompañadas de la toma de pruebas rápidas obligatorias, casa por casa, en todo el país (como cuando censan a la población).

A grandes males, grandes soluciones. Los peruanos queremos tranquilidad, la que se puede lograr generado confianza en el Estado, con estrategias novedosas que disminuyan la necesidad de salir a las calles todos los días en busca de recursos

No olvidemos que la verdadera vacuna somos nosotros: HAGAMOS LAS COSAS BIEN.


Por: Robert Castro-Guerra Altamirano.

Analista Político.




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