La mayoría de estudios, señala que la juventud es y será el grupo más golpeado por la pandemia que vivimos, esto a nivel emocional, como laboral, estas investigaciones intentan determinar cómo este grave momento ha afectado, afecta y continuará haciéndolo en el estado de ánimo de todos nosotros, y coinciden en que los más jóvenes vislumbran un futuro más desalentador tanto laboral como económicamente que el resto de la población. Casi la mitad de los jóvenes considera que su situación económica y laboral ha empeorado por culpa de la pandemia del COVID-19, según un estudio elaborado en España. Aun así, la situación se ha visualizado y vivido de manera distinta entre los jóvenes de menos de 24 años y los de mayor edad, es decir, entre 25 a 34 años.
Por ejemplo, los adolescentes y jóvenes menores de 24 años, son los menos afectados en el ámbito laboral porque la mayoría aún vive con sus padres, dependen económicamente de ellos, estudian y la mayoría no laboraba antes que se diera esta situación. Sin embargo, consideran que su situación económica a empeorado porque en su hogar se han reducido los ingresos.
Por el contrario, las personas entre 25 y 34 años es el más perjudicado a nivel económico por la pandemia, porque su dependencia familiar es inferior (solo una pequeña parte de los miembros de este grupo no se ha emancipado) y la mayoría, trabajaba antes de la crisis, y ahora no, por culpa de la pandemia.
Uno de los cambios más saltantes que se han encontrado en los jóvenes tiene que ver con la capacidad que tienen para tomar decisiones y resolver problemas, parece ser que esta ha empeorado, siendo esta una consecuencia psicológica llamativa a raíz de esta situación de confinamiento. Este punto puede que afecte el destino que algunos jóvenes dará a su futuro proyecto de vida y profesional.
Asimismo, hay características psicológicas definitivas, por ejemplo, los jóvenes entre 18 y 34 años están presentando más problemas de concentración; no quieren pensar ni hablar de los problemas y casi la mitad experimentan sentimientos depresivos, pesimistas o de desesperanza a causa de este confinamiento y los efectos socioeconómico-culturales de la pandemia.
Por otra parte, aquellos que estudian expresan que se han visto muy afectados por la pandemia, ya que en la mayoría de casos han tenido que aumentar las horas de estudio. Además, el paso a las clases online ha conllevado un aumento de tareas y dificultades añadidas en los casos donde la formación práctica es esencial para la adquisición de competencias.
Uno de los problemas más relacionado con este momento, es el que más de la mitad de las personas jóvenes están muy preocupadas por su futuro, muchos de ellos (los jóvenes de más edad) son pesimistas respecto a las consecuencias económicas de la pandemia en los próximos años (1 ó 2), más los de 16 a 24 años son más pesimistas aun, ya que creen que la economía no se recuperará en varios años.
Por último, aunque no menos importante, parece ser que, por fin, en nuestro país, se va a dar la importancia que merece a la salud mental, los jóvenes muestran ser una de las más vulnerables poblaciones de riesgo con respecto a la salud mental por el confinamiento. Las investigaciones demuestran que las personas con edades comprendidas entre los 18 y los 30 años perciben que el futuro será "desalentador" a diferencia de las personas adultas (31-50 años) y las personas mayores.
Otras problemáticas psicológicas en las que los jóvenes han sido más afectados emocionalmente son el enojo, irritación y enfado a raíz de la pandemia. Los cambios de humor también son frecuentes en la población joven.
Por otra parte, los jóvenes muestran los peores resultados en los indicadores de estados de ánimo negativos, como la tristeza, la angustia, y el aburrimiento; aunque también en los positivos, tales como la confianza y la esperanza. Además, muchísimos jóvenes, tienen problemas para conciliar el sueño a raíz de la pandemia.
Finalmente, podemos concluir que los jóvenes, especialmente los más vulnerables, pueden tener problemas y trastornos psicológicos más perdurables en el tiempo, por lo que se pueden proponer algunas medidas de prevención, por ejemplo:
- Elaborar e implementar programas integrales de apoyo socioemocional, como podría ser, psicólogos, profesorado, los profesionales de la orientación familiar, familias, etc.
- Realizar campañas informativas dirigidas a la juventud, destinadas a enseñar a identificar señales que puedan indicar la necesidad de ayuda psicológica profesional.
- Determinar medidas para atender a niños, adolescentes y jóvenes de menor por los cambios en la escolaridad, en lo concerniente a su formación y a su socialización.
Así mismo, implementar tratamientos con respecto a las patologías derivadas del confinamiento y el estrés por la pandemia en general son comunes(principalmente problemas de ansiedad y del estado de ánimo); para lo cual, se debe contar con los profesionales competentes de la salud mental. Lo importante es prepararnos todos para atendernos y entendernos en lo que de seguro serán meses muy difíciles en el futuro.
Lic. David Aranaga Zavaleta.
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